Si definimos ocio como el tiempo libre dedicado a actividades no
relacionadas con el trabajo asalariado u otras de tipo obligatorio
en la vida de las personas, creemos necesario realizar un análisis
de éste en los tiempos modernos porque consideramos que las formas
de ocio predominantes de una sociedad dicen mucho de los valores y
formas de organización de una colectividad y los individuos que la
constituyen.
Una observación rápida de las actividades no obligatorias que realizamos en muchas ocasiones nos indica varias cosas:
A) El predominio del consumo monetario. Casi todas nuestras
distracciones implican un gasto económico. Por tanto podemos
definir nuestra sociedad como una sociedad de consumo
mercantilizado.
B) La pasividad. Es decir, casi nunca somos capaces de crear un ocio
participativo, dirigido y organizado por los propios interesados,
sino que se nos da ya hecho. Normalmente se nos concentra en
espacios cerrados donde escuchamos una música o vemos unos actores,
todo ello sin ninguna intervención de nuestra parte. Vivimos por
tanto un ocio dirigido, al gusto de las clases dirigentes. Esto
implica una sociedad pasiva y dominada y a la vez de incomunicación.
C) La no reflexión. Relacionado con lo anterior, en pocas ocasiones
unimos pensamiento o reflexión profunda o ganas de aprender cosas
por mero amor al conocimiento, al tiempo de ocio. Quizá de vez en
cuando alguna película, alguna obra de teatro, algún libro, alguna
charla… Pero en general estamos poco interesados en unir ocio a
pensamiento reflexivo, a ampliar conocimientos. El ocio moderno, en
este aspecto, va unido al fomento de una sociedad de la
irreflexión.
D) La alcoholización. Buena parte de las actividades de ocio van
unidas al consumo de alcohol. Pareciera que no es posible
divertirse si no se bebe alcohol, con lo que se impulsa una
sociedad de drogadictos, de dependientes de diversas sustancias.
Esto crea sociedades con individuos de escasa fuerza interior,
necesitados de sustancias que les estimulen.
Estas son para nosotros algunas características claras de las
sociedades actuales que podemos ver si analizamos cómo se estructura
hoy por hoy el ocio.
Si con esto tuviéramos que definir en una palabra la característica
esencial de nuestras comunidades, usaríamos el concepto de
comunidad-rebaño. Esto es así porque lo que hay detrás de todo es
la capacidad del poder de mover a los individuos allá donde él
quiera, en todos los aspectos de nuestra existencia, incluyendo
nuestro tiempo libre.
Y puesto que el objetivo de todo sistema de poder vertical es dominar
y degradar a las gentes, éste necesita que aparte del
embrutecimiento que constituye el trabajo asalariado de por sí,
envilecer aún más a los siervos contemporáneos favoreciendo un tipo
de ocio que imposibilite el desarrollo de las facultades humanas,
tales como la comunicación, la reflexión, la participación y la
acción consciente, la fortaleza de espíritu…
No obstante, buscando huir de victimismos y a la vez tratando de
vislumbrar salidas al proceso de deshumanización, creemos
fundamental construir un tiempo libre basado fundamentalmente en el
diálogo con los otros y en la reflexión.
Así, renovando por ejemplo viejas tradiciones como los ateneos,
podrían crearse grupos de estudio y reflexión sobre múltiples
temáticas, que unan a las personas y permitan ampliar los
conocimientos y las inquietudes intelectuales.
También se podrían potenciar los bancos de tiempo, que permiten
bien enseñar o bien ayudar a otras personas, sin dinero por medio para
ir acabando lentamente con la mercantilización de nuestras vidas. Otra opción es organizar fiestas donde todos puedan participar, de niños a ancianos, sin exclusiones. Y, por supuesto, trabajar libremente, de forma no asalariada, en
beneficio del bien común en alguna actividad que haga disfrutar a
la o las personas implicadas, lo que ayudaría también a ir
superando la esclavitud del trabajo asalariado, creando un nuevo
concepto de trabajo.
Todo esto son algunas ideas para encaminarnos en la dirección de
reconstruir una vida civilizada en todos sus aspectos, incluyendo
el ocio como elemento esencial en la vida humana. Un ocio que nos
aleje de la actual sociedad granja.
Alfredo Carreras
http://www.nodo50.org/tierraylibertad/9articulo.html
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