Sin árbitros y basada en la autogestión tanto a nivel organizativo
como a la hora de dirimir posibles problemas sobre el terreno de juego.
Sobre estas bases se celebra en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
la liga interna de fútbol sala. Esta iniciativa deportiva innovadora,
en la que participan 180 universitarios distribuidos en 23 equipos,
busca eliminar la violencia y la tensión en el juego, construyendo para
ello una competición que promueve valores de tolerancia, amistad,
cooperación y diversión.
Para desarrollar este proyecto, la liga interna ha alterado algunos
aspectos formales del fútbol. Uno de estos cambios es la supresión de la
figura del árbitro, lo que permite que su responsabilidad recaiga sobre
los propios deportistas. Son éstos los que controlan el buen hacer
durante el juego, alcanzando un consenso entre los equipos. Cuando el acuerdo no es posible, actúa el mediador. Una figura que aparece en el nuevo reglamento,
elaborado ex profeso para esta competición, y cuya labor principal es
la de dotar de oficialidad al encuentro. En concreto, este estudiante
controla el tiempo, anota las faltas y goles e interviene
excepcionalmente en busca de concilio de opiniones.
La autogestión no acaba, sin embargo, en el tiempo de juego. Los
partidos son concertados entre ambos equipos semanalmente, contando con
un horario altamente flexible ofrecido por el Servicio de Deportes de la
universidad. Con todo ello se busca que los deportistas actúen con
honestidad y sensatez a la hora de jugar, tomando la competición un
cariz socializador donde prima la deportividad. Unos valores que, por
los resultados obtenidos hasta ahora, están siendo asumidos por los
jugadores, de tal forma que durante el transcurso de esta liga interna
se vienen registrando una media de entre dos y tres faltas por partido.
Para potenciar el comportamiento deportivo de los equipos, la liga
interna de fútbol sala de la Universidad Pablo de Olavide cuenta con dos
clasificaciones: siguiendo la puntuación de los encuentros y por buen
juego. De este modo, el Servicio de Deportes cede las instalaciones de
forma gratuita a esta liga y exime a los participantes tanto de la cuota
de inscripción como de la tarjeta deportiva. Por su parte, el consejo
solicita una aportación voluntaria a los jugadores que destina de manera
casi exclusiva a premios. Un incentivo para este nuevo modelo de
gestión deportiva, que se posiciona como un espacio de encuentro entre
universitarios, que descubren el diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos.
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