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Las disculpas para no hacer huelga no se sostienen
De cara a la huelga general del 14 de
noviembre, habrás escuchado con toda seguridad los argumentos que
algunas personas repiten como mantras para justificar su postura ante la
huelga. Cuando una mentira se repite mil veces sigue siendo una
mentira, aunque a base de repetirla haya quien se la empiece a creer.
Cuando alguien necesita una justificación que sabe que es falsa para
disculparse por actuar de cierta forma es muy probable que esa persona
no tenga la conciencia tranquila.
Si estás en contra de la reforma laboral
y las medidas económico-sociales que el gobierno del PP ha tomado pero
indeciso, indecisa ante la huelga general, o si has decidido no
participar en ella tomando tu decisión en base a alguno de estos
argumentos a lo mejor te interesa analizarlos desde otro punto de vista:
“No hago huelga porque no me lo puedo permitir”
La reforma laboral supone una rebaja
generalizada de los salarios, ya que permite el descuelgue de las
empresas de los Convenios provinciales, que aseguran a los y las
trabajadoras de un sector productivo el mismo salario. Si no puedes
permitirte dejar de ganar el sueldo de un día, menos podrás permitirte
que te bajen el sueldo permanentemente, que te despidan gratis, o que si
tienes 10 años trabajados en una empresa tu indemnización por despido
pase a ser de 18.900 euros a 7.845, por poner un ejemplo.
Al personal que trabaja en las
diferentes Administraciones no sólo les congelan el salario por tercer
año consecutivo sino que les han quitado la paga extra de diciembre;
para el año que viene les quitarán la mitad de los días por asuntos
propios (3) y los llamados “canosos”. La paga extra viene a equivaler a
30 días y cada uno de los moscos es el equivalente a un día de salario
¿acaso esto sí te lo puedes permitir?
Acudir a tu puesto de trabajo el 14-N es (poco) pan para hoy y hambre para mañana.
“La huelga no servirá para nada”
Todas las mejoras de las y los
trabajadores se han conquistado históricamente a través de la lucha.
Nadie nos ha regalado nada. Lo que si está demostrado que no sirve para
nada es... no hacer nada. A la pregunta de si una huelga de un día será
suficiente, la respuesta es que probablemente, no. Y algunas
organizaciones sindicales, como la CNT, están por extenderla a más días.
En cualquier caso, no debemos olvidar el día a día y que ante cualquier
medida del Gobierno ésta debe ser contestada en la calle porque es el
único sitio donde tenemos la fuerza suficiente como para defender
nuestros derechos.
“La huelga no soluciona nada”
La huelga no es una solución, es el
instrumento de presión más poderoso que hoy por hoy las y los
trabajadores tenemos a nuestro alcance para hacer valer nuestros
derechos ante una agresión totalmente injustificada. Por eso quien no se
adhiere a una huelga perjudica gravemente al conjunto de los y las
trabajadoras, incluido a sí mismo.
Si la presión que podemos ejercer a
través de una huelga no fuera tan importante ¿de dónde proviene el
empeño de las y los empresarios en que los y las trabajadoras no la
secunden llegando a las amenazas y coacciones, que son delito? ¿Por qué
motivo los medios de comunicación afines al gobierno tratan de
desprestigiar la convocatoria de huelga? ¿Por qué la patronal exige y
algunos partidos se están planteando legislar para limitar -eliminar-
este derecho?
Con la huelga general se paraliza el
proceso productivo dejando las empresas de obtener miles de millones de
euros; los bancos paralizarán sus multimillonarias transacciones y el
Estado no podrá ingresar importe alguno por ese día. Por cada euro que
dejas de ingresar las empresas dejan, al menos, 33 euros de ganar.
Las pérdidas que se les ocasiona por
huelgas es lo que les hace recapacitar y echarse para atrás en sus
planteamientos iniciales.
“No estoy de acuerdo con los sindicatos oficiales, por eso no hago huelga”.
Cierto que el sindicalismo oficial, de
concertación y de despacho, es a todas luces cómplice de la situación y
que, incluso, la llamada “Cumbre Social”, una de las convocantes de la
huelga, parece más una puesta en escena de intereses políticos de
carácter partidista que otra cosa.
Todo lo que se diga de estos sindicatos es poco y desde CNT lo hemos denunciado en múltiples ocasiones.
Cuando un Sindicato para sostenerse
necesita del dinero del Estado y del Capital no sirve como instrumento
de defensa de las y los trabajadores y lo que hay que hacer es darle la
espalda o, quienes prefieran seguir, tratar de que cambien de actitud.
Este es el caso de ahora, la presión
social de la calle, tomada por la ciudadanía y la movilización de los
Sindicatos combativos, ha obligado al sindicalismo oficial a convocar
una huelga para no verse desbordados.
En efecto, el sindicalismo de clase
estaba en negociaciones para convocar una huelga general al margen de la
llamada “Cumbre Social” y son estos y no otros los auténticos
convocantes de la huelga del 14-N.
“Hay libertad, cada uno puede
hacer lo que quiera: Yo quiero ir a trabajar porque si hago huelga me
descuentan el salario de ese día”
No hay libertad como tal; es una
libertad condicionada porque te están coaccionando con una penalización
económica. La libertad es otra cosa, es no verte obligado, obligada a
ceder a los chantajes de gobierno y empresarios a cambio del sueldo de
un día. Renunciar a derechos laborales históricos como la negociación
colectiva, el desempleo, la jubilación, la asistencia sanitaria
universal o la educación gratuita por un puñado de euros es venderlos
realmente barato. Todo lo que nos dejemos quitar ahora, costará mucho
tiempo volver a recuperarlo.
“Hay libertad, cada uno puede
hacer lo que quiera. Yo quiero ir a trabajar porque en mi empresa si
haces huelga te miran mal y si luego hay que despedir a alguien seguro
me despedirán a mí en vez de a otr@”
No hay libertad porque te están
coaccionando con posibles represalias o con el despido. La libertad es
otra cosa, es no verte obligado, obligada a ceder a los chantajes de
gobierno y empresarios renunciando a tu derecho constitucional a la
huelga por miedo.
De cualquier forma, la mejor manera de
que no te despidan es afiliándote a un sindicato que practique la acción
directa, que deje la resolución de los problemas en las y los
trabajadores mismos, lejos de los profesionales de despacho y
componenda, y que practique la solidaridad. Es decir, afiliándote a la
CNT.
“La huelga tiene que ser indefinida, si no yo no la hago”
Es improbable que una persona realmente
dispuesta a secundar una huelga indefinida no estuviese dispuesta a
secundar una huelga general de un día. Por eso, quienes usan este
latiguillo en realidad no quieren hacer huelga y ponen como excusa una
supuesta radicalidad que no tienen: Ni paran en huelgas sectoriales
alegando que tienen que ser generales y cuando éstas lo son, alegan que
deben ser indefinidas. Es de suponer que si algún día son indefinidas
digan que lo que hay que hacer es la revolución.
“Los piquetes presionan a la
gente, obligándola a que haga huelga. L@s trabajador@s son libres de ir a
trabajar un día de huelga”
Si la libertad realmente tuviera tantos
defensores nos iría bastante mejor de lo que nos va. En la mayoría de
los casos quienes mantienen esa postura ocultan o defienden las
coacciones y amenazas con que muchas empresas tratan de impedir a las y
los trabajadores ejercer su derecho constitucional a la huelga y aceptan
alegremente como algo normal que éstos se vean obligados a someterse al
chantaje acudiendo a sus puestos de trabajo por miedo a perder sus
empleos o el favor de sus jefes.
Los piquetes históricamente impedían que
los empresarios contrataran personal para cubrir los puestos de los
huelguistas y en la actualidad tratan de garantizar el derecho a huelga
de aquellos que por presiones de las empresas no pueden ejercerlo. Los
piquetes informativos apelan a la responsabilidad de las y los
trabajadores, les informan de sus derechos, de los motivos de la huelga,
y de las consecuencias negativas que tiene acudir ese día a sus puestos
de trabajo. Los piquetes informativos están reconocidos legalmente,
tienen y pueden ejercer su derecho a informar los días de huelga.
Recordemos además que el derecho al
trabajo está reconocido en la Constitución también los días en los que
no hay Huelga General aunque al gobierno no le interese lo más mínimo
garantizar su cumplimiento y que también es un derecho fundamental de
las y los trabajadores que ya están siendo despedidos como consecuencia
de una reforma laboral injusta.
“Con las huelgas no se consigue nada” (Pero en caso de que se consiga algo, no renunciaré a ello)
Las jornadas de 8 horas diarias o 40
semanales, la prestación por desempleo, el salario mínimo, la
negociación colectiva, las vacaciones pagadas, la indemnización por
despido, el permiso por maternidad o cualquiera de nuestros derechos
actuales son condiciones de trabajo que las y los trabajadores de hace
100 años desconocían por completo, y no se consiguieron precisamente a
base de ejercer la “libertad para ir a trabajar” un día de huelga. Pese a
ello no se tiene noticia de que ninguna, ningún esquirol haya
renunciado a ellos. Curiosa moral esta la de criticar lo que se hace
pero beneficiarse, a la vez, de ello sin rechistar.
Si se consigue hacer al gobierno
rectificar y no aplicar ni la reforma laboral ni los recortes sociales y
económicos que a todos y todas nos afecta y perjudica las y los
esquiroles no habrán hecho nada por conseguirlo pero se beneficiarán del
esfuerzo colectivo. Para ellas y ellos esto debe de tener mucha lógica,
para el resto ninguna. Este parasitismo laboral convierte en
insolidarios, insolidarias y egoístas a quienes lo practican y deberían
preguntarse si ese es el tipo de sociedad que quieren para sus hijos e
hijas, una sociedad donde nadie aporta nada por temor a que otros y
otras se aprovechen del esfuerzo, creando una sociedad enferma.
“Soy funcionari@. El gobierno sale ganando si hacemos paro porque deja de pagar salarios.”
Con los recortes y la privatización de
los servicios públicos y el deterioro de las condiciones laborales de
funcionarias, interinos y personal laboral de la administración pública
tenemos motivos más que suficientes para secundar la huelga general,
además de por solidaridad con el resto de trabajadores. Una paralización
de la Administración Pública (oficinas, escuelas, hospitales,
transporte, etc) da sensación de paro total, cosa importante porque hace
que cientos de miles de personas se queden en casa dejando las calles
vacías, cosa que impresiona.
Cuando se argumenta que el Gobierno
ahorraría en salarios se está reconociendo de facto el criterio de que
las personas que trabajan en la Administración Pública no son
productivas, que no generan ingresos y que, por tanto, sobran ya que el
criterio que prima sobre todas las cosas hoy en día es el productivo.
Hacen, además, el juego al propio Gobierno y a los sectores privados que
quieren hacerse con los servicios públicos para hacer negocios con
ello.
Cuando se mira al trabajo público con
criterios económicos se olvida que la sanidad, la educación, los
servicios sociales son esenciales en nuestras vidas porque es a través
de ellos como se mide la calidad de vida, el bienestar de una sociedad
Además, mira a tu alrededor: padres, madres, hermanos, hijas,
familiares, amigas, vecinos, alumnos... ¿seguro que algo que afecta al
99% de la población no va contigo?
“Soy autónom@, a mí la reforma laboral no me afecta.”
Un menor salario y unas peores
condiciones laborales para la mayoría de las y los clientes y usuarios
de un pequeño comercio o empresa de servicios implica casi con toda
seguridad un empeoramiento de las suyas, ya que nadie consume más ni
contrata más servicios si bajan sus ingresos o si tiene miedo a perder
su trabajo.
La mayoría de las y los trabajadores
autónomos pueden repartirse el trabajo en otras jornadas sin que les
afecte enormemente secundar un día de huelga. Para los pequeños
comerciantes abrir un día de huelga no supondrá una diferencia
significativa ni una mejora sustancial en su pequeño negocio. Ni
siquiera les procurará los ingresos de un día normal ya que el 14-N
también hay convocada una huelga de consumo. Sin embargo, muchos de sus
clientes valorarían positivamente su solidaridad al secundar la huelga
del 14-N.
En lugar de abrir un día que pocos van a
comprar y muchos van a decidir no volver a hacerlo en establecimientos
esquiroles puedes colocar en tu tienda un cartel que diga:
“Estimado cliente, en solidaridad
con las y los trabajadores asalariados este comercio ha decido cerrar el
día 14 de noviembre por Huelga General. Creemos que la reforma laboral y
los recortes sociales perjudican a la mayoría de nuestros clientes y a
sus familias. Las grandes superficies abrirán, por ello le sugerimos que
tenga en cuenta como consumidor a los establecimientos solidarios con
los derechos de la mayoría. El día 15 estaremos de nuevo a su disposición. Disculpen las molestias.”
“Estoy en paro, no puedo hacer
huelga.” o “hay 6.000.000 de parad@s deseando trabajar, la huelga es
para los que se la pueden permitir”.
Si estás en situación de desempleo la
reforma laboral y los recortes sociales te afecta tanto o más que a los
demás. Aunque algunos políticos se han atrevido a utilizarte como excusa
para agredir los derechos del conjunto de las y los trabajadores lo
cierto es que esta reforma laboral, como la propia patronal ha
reconocido “no creará empleo a corto plazo” y “las cifras de paro se
incrementarán durante 2013” por lo que es cuestionable que vaya a
contribuir a mejorar en algo tu situación.
Sabemos que el objetivo de la reforma
laboral no es crear empleo sino sustituir empleo estable y con derechos
por un empleo cada vez más precario pero que ofrezca unos datos de
afiliación a la Seguridad Social que el gobierno pueda emplear para
afirmar que hay menos paro. La calidad de vida de las y los trabajadores
no aparece reflejada en esas estadísticas. Por eso ahora se cuestiona
tu derecho a percibir una prestación por desempleo y se te culpabiliza
por tu situación de parado, de parada, obligándote a realizar trabajos
forzados (en beneficio de la comunidad, los llaman) y negándote la
prestación por desempleo que te corresponde por derecho si rechazas tres
ofertas de empresas de trabajo temporal (que ahora podrán actuar como
oficinas del INEM) por muy precarias y mal remuneradas que sean, por
poco que se ajusten a tu perfil profesional o por lejos que se
encuentren de tu casa.
Además, si tienes finalmente la “suerte”
de que una empresa te contrate tras un periodo de prueba de un año
podrán volver a despedirte y no tendrás derecho a una indemnización.
Gracias a la reforma laboral ha quedado instaurado el despido libre.
Durante la huelga se insiste mucho en
que todas las personas tienen derecho a acudir, si así lo desean, a sus
puestos de trabajo. Como sabes por experiencia, el resto de los días
nadie se preocupa demasiado por garantizar a más de cinco millones de
personas el derecho al trabajo que la propia Constitución les reconoce.
Un día de huelga general las y los
trabajadores en activo tienen la posibilidad de secundarla no acudiendo a
sus puestos de trabajo, pero una huelga activa admite mucha más
participación que esa y todos y todas las trabajadoras en situación de
desempleo pueden y deben sumarse a ella defendiendo junto al resto los
derechos de todos y todas.
Como trabajador, trabajadora en
situación de desempleo puedes participar en la huelga de consumo no
comprando, ni contratando ningún servicio, no circulando ni repostando,
no utilizando el transporte ni otros servicios públicos que no sean de
emergencia. Puedes participar reduciendo al máximo tu consumo de
teléfono, agua, gas y electricidad.
Puedes participar en los piquetes
informativos de los sindicatos u otras organizaciones sociales, en las
campañas de información y otras actividades que promueven las asambleas
de barrio del estilo 15M; puedes incluso visitar tu último puesto de
trabajo, saludar a tus antiguos compañeros y tratar de concienciarles de
lo importante que es esta huelga y de explicarles cómo esta reforma
laboral les perjudica tanto como a ti.
Usa todo tu potencial, tu inteligencia y
tu alegría para defender unos derechos que son tuyos y que son de
todos. Si no luchas por ellos, nadie lo hará por ti.
“Ya, pero este gobierno tiene
mayoría absoluta, la gente les ha votado y por tanto pueden hacer lo que
quieran. Que yo haga huelga no cambiará nada”.
Los votos recibidos en unas elecciones
no legitiman a un gobierno para lanzar un ataque tan brutal a los
derechos de la mayoría de la ciudadanía. Además aspectos esenciales de
la reforma laboral y del resto de medidas económico-sociales como puede
ser el abaratamiento del despido y la entrega de miles de millones de
euros para tapar agujeros de la banca no aparecen en el programa
electoral del PP y por tanto NADIE los ha votado.
La eliminación de la paga extra de
diciembre a los funcionarios, la congelación salarial para el 2013 y la
merma en sus derechos (la mitad de días por asuntos propios, pérdida de
salarios si coges la baja médica, aumento jornada, etc) tampoco era algo
sabido.
La subida del IVA, que castiga a las
personas con menos ingresos que pagan en impuestos lo mismo que el que
tiene ingresos elevados, era algo que dijeron por activa y por pasiva
que no sólo no iban a hacer sino que iban a bajarlos. Varios
representantes de este partido negaron públicamente tanto durante la
última legislatura como durante su campaña electoral que fueran a
abaratar o a facilitar el despido.
La participación ciudadana en la vida
política de un país no se limita a votar cada cuatro años; esta visión
reduccionista de la democracia es potenciada desde muchos órganos de
poder para que la gente delegue continuamente en profesionales, obviando
que nadie mejor nosotros y nosotras sabemos cuales son nuestros
problemas y cuales son nuestras prioridades.
“El país no está para huelgas”
Para lo que no está el país es para una
reforma laboral y unos recortes sociales que no solucionarán el problema
del desempleo y provocará despidos y más precariedad en los nuevos
contratos,así como un empobrecimiento de la sociedad.
Para lo que no está el país es para que
nuestras familias sigan perdiendo poder adquisitivo porque todo sube
mientras nuestros salarios bajan.
Para lo que no está el país es para que
más familias sean desahuciadas de sus casas para salvaguardar el negocio
sucio de los bancos y de las inmobiliarias.
Para lo que no está el país es para que
las y los trabajadores asalariados paguemos proporcionalmente más
impuestos que empresarios y grandes fortunas.
Para lo que no está el país es para que
las diferentes iglesias sigan sin autofinanciarse, no pague impuestos
como el IBI (que las y los trabajadores sí pagamos) ni para que siga
recibiendo cientos de millones de euros de las arcas públicas.
Para lo que no está el país es para que
los partidos, sindicatos y patronales sigan sin auto-financiarse, no
paguen impuestos como el IBI, tengan sus locales en edificios públicos,
monopolicen la formación de parados (que no sirve para reciclar a los
trabajadores) y sigan recibiendo cientos de
millones de euros que pagamos entre todos y todas.
Para lo que no está el país es para más rescates a la banca con dinero público y ningún impuesto sobre sus actividades.
Para lo que no está el país es para
recortar en investigación y despedir científicos, ni para que las y los
jóvenes mejor formados tengan que irse al extranjero en busca de una
oportunidad de futuro.
Para lo que no está el país es para más
recortes ni más privatización de nuestra Sanidad y Educación públicas
mientras el 80% de las empresas del IBEX-35 opera en paraísos fiscales.
Para lo que no está el país es para
pagar visitas del Papa; aeropuertos sin aviones; circuitos de fórmula 1;
proyectos fallidos de Juegos Olímpicos; estaciones de AVE sin viajeros;
despliegues de tropas en Afganistán ni otros gastos militares
desmesurados; tramas de corrupción y privilegios
de la familia real, de políticos, de sindicalistas y de altos cargos.
El país no está para ninguna de esas cosas y la huelga general es nuestra única manera de decir BASTA YA.
El 14N... ¡¡A por todas!!