martes, 31 de julio de 2012

Por qué legalizar la prostitución es mala idea

Cuando se habla de la prostitución y sobre qué tipo de políticas se debería emprender al respecto dista de haber un consenso. A izquierda y derecha hay partidarios tanto de la prohibición como de la regulación. Incluso dentro del propio feminismo no hay acuerdo sobre qué tipo de política es deseable. En un principio las salidas regulatorias sobre el tema pueden ser cuatro. La primera es la prohibición tanto del ejercicio como del consumo, algo que ocurre en algunos estados de EEUU. La segunda es la regularización del ejercicio, como pasa en Países Bajos, parte de Alemania, Nevada (EEUU) o Victoria (Australia). La tercera es la vía particular que se aplica en los países nórdicos – especialmente a nivel municipal – la cual pasa por la penalización de los clientes pero no de las prostitutas (la que algunos han llamado la vía abolicionista). Finalmente, una cuarta opción, justo que es la que ha prevalecido en España, es no hacer nada y dejar esta actividad en una especie de vacío legal. Como imaginaréis, este último escenario no es precisamente el preferible así que merece la pena descomponer los argumentos y echar un vistazo a la evidencia empírica para preguntarse: ¿Es buena idea impulsar la legalización de la prostitución en España?

El argumento de la legalización de la prostitución es bastante sugerente y tiene respaldos entre muchos liberales e izquierdistas: Logras hacer transparente una actividad opaca, das garantías sanitarias y de protección a las prostitutas y, de paso, recaudas impuestos y cotizaciones. Dado que es inevitable que exista una demanda masculina de sexo (ya sea por razones biológicas o culturales), el ejercicio de la segunda profesión más antigua del mundo – alguien debió trabajar primero para pagar – es inevitable. Al fin y al cabo, si no se regula lo que se hace es desplazar la prestación del servicio a espacios con menor visibilidad social y con menos garantías sanitarias y sociales. En suma: la demanda de servicios sexuales es inelástica, así que más vale regular la oferta. Sin embargo, los peros a este argumento comienzan cuando se mira la evidencia empírica y se compara entre países con diferentes leyes de prostitución. Reproduzco literalmente unos párrafos del artículo de Victor Lapuente titulado “El liberal, la progre y la prostituta”:
(…) Pocos años después de la puesta en marcha, en 1999, de una política de penalización al cliente en Suecia, se calcula que el número de prostitutas se había reducido entre un 30% y un 50%, y el de clientes entre un 75% y un 80%.
Por lo tanto la primera evidencia es que la demanda sí que depende del tipo de regulación, por lo que es posible hacer políticas que incidan sobre los demandantes de prostitución. Esto por supuesto, también tiene implicaciones sobre la oferta (sigue):
La caída de la demanda en países prohibicionistas como Suecia ahoga a la oferta, (…) Así, mientras los traficantes de esclavas sexuales logran introducir anualmente entre 400 y 600 víctimas en Suecia para saciar los apetitos sexuales de aquellos ciudadanos que son capaces de arriesgarse a una pena por comprar sexo, en las vecinas Finlandia o Dinamarca, con la mitad de la población, pero con leyes más permisivas hacia la prostitución, las mafias podrían estar infiltrando hasta 15.000 víctimas al año.
Estos datos ligan con un segundo elemento al que los partidarios de la regulación suele prestar poca atención: el origen de la propia oferta. Casi el 87% de las prostitutas están ligadas a la trata de personas, es decir, a mafias que introducen mujeres provenientes de países de Europa del Este o el Tercer Mundo. De nuevo, la regulación juega un rol crucial en los flujos del tráfico de prostitución tal como muestran estos economistas. En aquellos países en los que existe una regulación más restrictiva las mafias introducen menos prostitutas. Por el contrario, estas mafias operan en mayor medida en aquellos países en los que la actividad está legalizada. La idea es que en los países más permisivos se genera es una divergencia entre dos mercados de prostitución – legal e ilegal – que corren paralelos y se expanden. Un ejemplo claro es que desde que se legalizó la prostitución en los Países Bajos el tráfico de prostitutas ilegales ha crecido un 10%. Además esta regulación tiene la perversión de que, dadas las conexiones de las mafias de la prostitución con el mundo de la droga y la delincuencia, la legalización de esta actividad puede funcionar como una tapadera idónea para el blanqueo de capitales.

Un tercer argumento que se maneja es que la prostitución no supone sino un tipo de trabajo más y que la regulación se debería limitarse a dar carta de naturaleza a esta actividad de libre intercambio. Sin embargo, tal como Gemma Lienas apuntó en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados en 2006, esto dista de ser verdad:
Algunos datos: Entre un 63 % y un 80 % de las prostitutas han sido víctimas de violaciones. Las prostitutas corren un riesgo 40 veces mayor de ser asesinadas que el resto de la población femenina. Más del 68% de prostitutas sufren estrés postraumático. ¿Se puede considerar un trabajo una actividad que comporta tanto riesgo para la integridad de las mujeres?
Este tema no es baladí porque en este tipo de “servicios sexuales” hay una parte vulnerable, potencialmente a merced de otra más fuerte. El intercambio se realiza en la intimidad y es complicado garantizar que no vaya a haber abuso. No en vano, a las prostitutas en Países Bajos se les da cursillos de artes marciales precisamente por el riesgo al que exponen su propia integridad física. Reto a cualquier lector a que encuentre algún tipo de ocupación al margen de la esclavitud que disponga de semejantes estadísticas de maltrato e indefensión.

Finalmente decir que hay prostitutas a favor de la legalización, en particular asociaciones, la cuales en muchos casos reconocidas como interlocutores sociales. En todo caso creo que se pueden poner bastantes peros a la representatividad que tienen del conjunto del colectivo. El argumento moral de la libre disposición del cuerpo por parte de la mujer podría tener sentido en un mundo ideal en el que 8 de cada 10 prostitutas no estuvieran directa o indirectamente bajo el control de mafias nacionales e internacionales. Como no es el caso, dudo mucho que ellas puedan hablar en nombre de esa mayoría de mujeres que han salido engañadas de sus países para ejercer la prostitución, del mismo modo que nada tiene que ver con la prostitución “de lujo”, que se sitúa lejos del alcance de las mafias. Me parecería poco juicioso pensar que porque existan voces minoritarias (y quizá genuinamente libres en el ejercicio) a favor de la legalización se pudiera extrapolar la demanda al conjunto del colectivo.

En mi opinión los argumentos a favor de la legalización de la prostitución son muy difíciles de sostener con evidencia empírica en la mano. Primero, porque es falso que la demanda de prostitución sea inelástica y no se pueda incidir sobre ella. Segundo, porque la legalización no sólo no aflora el mercado negro de la prostitución sino que lo expande y engorda a las mafias que se nutren de él. Tercero, porque la prostitución se parece más a una forma de esclavitud que a un trabajo remunerado ordinario a tenor de sus secuelas. Y por último, porque las organizaciones de prostitutas que defienden la legalización no se parecen en nada a la inmensa mayoría de damnificadas por la explotación sexual.

Desde mi punto de vista, y con lo que nos señalan también otros estudios, las políticas más efectivas sobre la prostitución son las que se plantean en los países abolicionistas del norte de Europa: sanción a los proxenetas y usuarios, dando una vía de salida y reinserción a la prostituta, la victima genuina. La prostitución supone en casi todos los casos una cosificación de la mujer y es una actividad que se mueve en la periferia social, entre la marginalidad y la delincuencia. Cualquier política pública que quiera abordar este tema debe tener presente que la principal prioridad es la defensa de la mujer, de ahí que crea que la mejor manera de hacerlo sea penalizando la explotación sexual y no dándole carta de naturaleza.

sábado, 28 de julio de 2012

La CNT edita los documentales y películas del período 1936-1939

Se reúnen por primera vez en nueve volúmenes las producciones cinematográficas fundamentales de la Revolución Española.

Con esta iniciativa, que surgió dentro de la conmemoración del Centenario de la CNT en 2010, se han logrado editar de forma conjunta 39 documentales y cuatro largometrajes de ficción que reúnen lo más significativo de la producción del Sindicato de la Industria del Espectáculo de la CNT. Las películas hasta ahora estaban depositadas en la Filmoteca Nacional y el Ministerio de Cultura finalmente ha otorgado los derechos de pertenencia a la CNT. La colección contiene documentales que ya han sido proyectados y que incluso se pueden visualizar por internet, pero aporta como novedad que incluye todos ellos en una especie de “edición de lujo” a un precio asequible y cuya distribución se realiza a través de los propios Sindicatos de la CNT. La edición está formada por 9 DVDs, agrupados en 7 volúmenes y presentados por José Luis Gutiérrez Molina, Abel Paz, Heleno Saña, Miguel Iñiguez, Pablo Nacarino, Ignacio Soriano y Alfonso del Amo, quienes, además de sus palabras de introducción, aportan sus notas al folleto que acompaña a las películas. El conjunto permite un extraordinario enfoque de los distintos aspectos del movimiento revolucionario.

Las películas originales se rodaron durante la Guerra Civil, tanto en el frente de Aragón como en el de Madrid y en la retaguardia de Cataluña. La gran mayoría de las producciones corresponden a los años 1936 y 1937, durante los cuales la industria del cine estuvo colectivizada en Barcelona. Resultado de esta colectivización obrera se obtuvieron numerosos documentos de la guerra que reflejan desde los primeros momentos de la lucha contra el alzamiento, como Bajo el signo libertario o Reportaje del movimiento revolucionario en Barcelona, hasta el trabajo en retaguardia, constituyendo En la brecha un fiel testimonio de ello. En el caso de Amanecer sobre España se pone de manifiesto el proceso revolucionario protagonizado por el pueblo español, aunque el documental se estrenase ya en 1938, precisamente cuando la revolución comienza a ser frenada.

Los avances militares durante el conflicto tienen un destacado lugar en Madrid tumba del fascismo y los logros de la revolución en Cataluña hacen lo propio en Barcelona trabaja para el frente. También ocupan un puesto central los documentos que describen las columnas de milicianos que viajan hacia el frente, tal y como se puede ver en Los Aguiluchos de la FAI y La Columna de Hierro, así como, según narra División Heroica, de su posterior paso al Ejército popular.

Por su parte, Aurora de Esperanza y Barrios Bajos representan lo mejor de la producción de ficción de la industria colectivizada; la primera como antecedente del cine de Rossellini o Visconti y la segunda como muestra de cine policíaco con contenido social, en las que el protagonista es el obrero consciente, imbuido de ideas revolucionarias.

En definitiva, el testimonio de los trabajadores del cine que en Barcelona, Madrid, Aragón o el Levante colectivizaron el sector de los espectáculos y no sólo gestionaron de manera ejemplar cines y teatros, sino que se encargaron de producir el material a través del cual el mundo iba a ver la guerra y la revolución españolas.

La presentación pública tuvo lugar el 28 de junio en la sede de la CNT oscense y corrió a cargo de Pablo Nacarino, director de cine y actual vocal de audiovisuales de la Junta de la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, quien, además, estuvo acompañado por Martín Arnal, vecino de Angüés, pequeño pueblo del Alto Aragón, quien vivió en primera persona los hechos filmados en el documental La toma de Siétamo. Reproducimos la intervención de Nacarino.

La colectivización del cine

"En general afortunadamente ya es bastante conocido lo que pasó en el 36, pero hay una cosa que me causa mucha impresión siempre que hablamos particularmente del cine, y es que todo el mundo lo ve como algo improvisado, como que la gente de pronto se organiza y toma la producción del cine, como se tomó la producción de otros aspectos de la vida. Realmente ya estaba decidido desde antes del golpe de Estado del 18 de julio que en caso de conflicto bélico se declararía la huelga general revolucionaria por parte de la CNT y, en la medida de lo posible, se apropiarían de los medios de producción. Eso se lleva a cabo claramente, incluso está escrito en las actas del congreso confederal de Zaragoza de mayo del 37. Por tanto era algo bastante premeditado, otra cosa es que el pueblo en masa se apuntase a este movimiento revolucionario, no solamente la gente que estaba en el Sindicato, no solamente la gente afiliada, sino que fue un movimiento social muy amplio con Cataluña y Aragón como epicentros.

¿Qué es lo que esto supone de cara a la historia del cine? No estamos acostumbrados, y así lo estamos viendo con el 15M, a que todos tengamos acceso a una cámara y a que sea muy fácil contar cosas con ella. Entras en internet, tecleas 15M y aparecen montones de montajes sobre el movimiento rodados por miles de personas de manera independiente, en aquella época esto era imposible. Y era imposible porque desde que se inventó el cine quisieron convertirlo en espectáculo y enseñar lo que hacía el aparato, cobrando entrada por ello, cuando lo suyo era que los aparatos hubieran llegado a las casas como lo hicieron las máquinas de coser, las de fotos; tanto es así que los propios Lumière no quisieron vender el aparato. Probablemente la historia del cine hubiera sido muy distinta si la gente hubiera podido rodar sus cosas muchos años antes del Super 8, que es el primer “formato doméstico” que aparece.

Esto constituye un monopolio de la información y los políticos eran conscientes de ello, de la fuerza que tenía el cine como espectáculo y como publicidad; la historia del cine en ese momento se desarrolla como forma de propaganda de las estructuras de poder, hay ejemplos claros de ello. En los años 30 esto se acentuó al máximo, desde el cine soviético que va progresando hacia el realismo estalinista con películas muy de propaganda del Estado soviético, desde Octubre de Eisenstein para adelante todo es así, el cine alemán de Riefenstahl y toda la propaganda de Hitler no hay ni que mencionarlos, Goebbles creía perfectamente que el cine era la mayor máquina de propaganda que podía existir, y el cine americano que en el año 36 que justo cuando se están haciendo aquí estos documentales estrena una película apologética de amor patrio titulada Lo que el viento se llevó. Realmente el cine está en manos del poder y se utiliza como instrumento de comunicación desde el poder. La industria cinematográfica colectivizada, y la del espectáculo en general, fue el primer fenómeno contrainformativo que se produce en la historia del cine. Hubo amagos al principio de la colectivización soviética, sobre todo en Ucrania, donde la gente cogió la cámara y grabó al estado magno, pero aquí donde se desarrolla con especial intensidad.

Se realizaron producciones en tres ramas distintas. En primer lugar, son los obreros los que, nada más estallar la revolución en Barcelona, el 19 de julio, salen ya con las cámaras a la calle, Movimiento Revolucionario en Barcelona está grabado pocos días después, en plena efervescencia de la revolución, lo cual se deja notar en el documental y, en segundo lugar, las cámaras siguen al frente allá donde va, tal y como demuestran Aguiluchos de la FAI, Estampas Guerreras y La Columna de Hierro. Hay otro ámbito más centrado en cómo se va llevando la Revolución en la retaguardia, se graban documentales en la época de las colectividades de Aragón, todo el material de archivo que se ha utilizado para Sueños Colectivos viene de ahí, se documentó cómo se estaban labrando los campos colectivizados y, por supuesto, de cómo se desarrolla la industria colectivizada en Barcelona también hay bastantes pruebas documentales. Al margen de esto igualmente se producen películas de ficción, las cuales por un lado pretenden claramente tener un mensaje anarquista, pero por otro también pretenden distraer. La máxima joya que tenemos de esas películas es Aurora de esperanza, claramente es un película precursora del neorrealismo italiano, con ciertas influencias técnicas del cine francés de la época, del realismo poético de René Clair, Jean Vigo, Jean Renoir, pero realmente con una esencia de lo que es la revolución española, que está contada tan perfectamente en la película y que además acaba con la propia revolución.

Se llegan a producir más de cien películas, entre el 36 y el 38, la mayor parte entre agosto del 36 y mayo junio del 37, en el 38 ya se va aparcando, de hecho la industria vuelve a manos de la Generalitat que es quien la gestiona, aunque sigue en cierto modo controlada a nivel de base por el Sindicato. Es el final de la Revolución, se produce la militarización, el PCE bajo las órdenes de Stalin y la presencia soviética cada vez es mayor, se va estrangulando la revolución para, se supone, ganar la guerra y no estando claro con qué intenciones, habría que analizar un poco eso. En cualquier caso todo se va yendo a pique".

"En las propias películas hay un proceso claro de evolución narrativa del contenido de las mismas. En el caso de Los aguiluchos de la FAI, que son cuatros episodios, se va viendo dicha evolución desde la euforia revolucionaria de la primera parte, de la salida de Barcelona hacia el frente, a lo que es el drama de la guerra en las siguientes partes, empiezan a aparecer los muertos, empieza a aparecer la cruda realidad. En el año 36 todo es grabado de una manera muy naturalista  En el caso de las muertes en directo algunas pueden ser perfectamente reales, como las rodadas por Adrián Porchet, cámara y director de fotografía de Aurora de esperanza y metódico del cine, que colocaba la cámara en el trípode, apuntaba fijo e intentaba grabar con la máxima naturalidad posible lo que sucedía delante de la cámara. Otro operador, Félix Marquet, del cual Juan Mariné, que rodó el Entierro de Durruti, dice que le comentaba que si llegaban 200 metros de película únicamente se podían aprovechar 20 o 30, porque el resto eran inservibles, y es que se rodaba "cámara en hombro".

En El cerco de Huesca y El carrascal de Chimillas se ve mucha cámara en movimiento. Esta forma de captar la realidad luego se ha puesto de moda, parece que cuando se hace una película de guerra el reportero tiene que acarrear la cámara en el hombro, como de "reportero empotrado". En los primeros documentales del frente aún con trípode se jugaban la vida igual, fijaban la cámara e iban grabando. Ya en el año 37 se empiezan ya a hacer montajes en los estudios de Barcelona, se hace, por ejemplo, que las tropas avancen de cara a cámara. Esta evolución se ve perfectamente de unos a otros. tanto es así que en uno los documentales hay otra muerte que está montada con varios planos, algo parecido a lo que hace Robert Capa con la Muerte de un miliciano, pero con cámaras distintas, lo que evidentemente no puede ser, se ve que es un especialista y que simula la muerte.

Era lógico, es la evolución narrativa del cine y la manera de contar cosas. En general se jugaron la vida, incluso muchos murieron, reporteros y periodistas, como siguen muriendo en todas las guerras, como le pasó a José Couso en Iraq y a otra mucha gente. Ser un testigo contrainformativo siempre es un peligro, porque no interesan testigos que sean indiscretos. En la guerra de Iraq inventaron eso de los periodistas empotrados en las tropas americanas, que lógicamente cuentan lo que ellos quieren que se cuente. Es una cosa terrible que aquí ya se dio. Son los primeros reportajes de guerra completos que existen. De la Segunda Guerra Mundial ya se hicieron muchísimos más, pero de la Primera Guerra Mundial sólo hay imágenes sueltas, no hay rodado ni estructurado un documental sobre lo que es una batalla concreta como pudiera ser La toma de Siétamo. Y eso es también una innovación a nivel de la historia del cine.

Otra pregunta interesante ¿cómo está narrado por las cámaras lo que pasó en realidad? Por ejemplo La toma de Siétamo me parece un documental de lo más sincero, está contando realmente lo que ocurre. De hecho es lo que se hace en los primeros documentales, se saca a los milicianos que están allí con las armas en primeros planos para que la gente cuando a vaya a retaguardia a verlos en el cine pueda ver a sus familiares allí, que están y siguen vivos, se hace también en este contexto. Se puede decir que antes se hacían películas para la historia pero aquí también se hace como testigos para familiares".

"Las películas tenían mucho éxito, había grandes colas para ir a verlas, tanto en Barcelona como en Madrid, independientemente de que también se seguía poniendo cine americano, porque era necesario recaudar, de lo que se recaudaba en las películas mucho dinero iba para el frente. También era muy bonito cómo funcionaba a nivel interno. La colectivización funcionaba de manera asamblearia, no solamente de decidía lo que se hacía o no por los propios trabajadores, todos cobraban 10 pesetas diarias, desde el protagonista o director hasta el último técnico. Participó casi todo el mundo, por lo que cuentan, alguno sí que es cierto que se fue al extranjero, pero toda la gente que estaba metida en la industria del espectáculo se quedó a trabajar en la industria del cine. Y gracias a eso tenemos todo esto. Este patrimonio viene de toda esa labor que se hizo en aquel momento.

Mucho del material es nuevo, porque los originales se los apropió Franco, él pretendía ser un gran cineasta, incluso hizo un guión de una película horrible que no ha lugar a mencionar. Utilizaron muchas escenas como contrapropaganda, prueba de ello es que estoy preparando un documental sobre los bombardeos de la legión Cóndor y he tenido acceso a un documental nazi de propaganda en España, para criticar lo que era la República empieza con las imágenes del frente revolucionario en Barcelona, sacando la momias en un convento, como diciendo que la República se dedicaba a saquear conventos para justificar las barbaridades que ellos hicieron, cosa además que ellos también hicieron porque la propia legión Cóndor bombardeó iglesias en el norte. Mucho material se perdió por desgracia en el incendio de los laboratorios Riera en el año 45, eran los principales laboratorios cinematográficos que había en España, esos negativos estaban allí archivados porque era desde donde se editaban copias y desde donde se distribuían las películas a los cines. Las películas entonces eran de nitrato de plata, que arde muy rápidamente, ahora son de poliéster y arden mucho peor.

La mayoría del material se recupera a partir de copias que se han ido sacando o del extranjero o que estaban depositadas en el antiguo Instituto Nacional de Cinematografía, que fue donde se quedó todo el patrimonio cinematográfico. Al igual que se hizo con el patrimonio sindical, el Franquismo se quedó con todo el patrimonio cultural de la CNT y lo que quedan son sólo copias, por lo que muchas de las que se pueden ver están muy dañadas, se han pasado numerosísimas veces. El proceso de restauración para que puedan verse como originalmente es muy caro, se está trabajando pero es complicado. Mucho material se ha perdido.

En muchas películas aparecen planos repetidos de otros documentales, había montajes distintos sobre temas variados utilizando imágenes rodadas en uno y otro lado. Se hacía esto en función de dónde fuese destinado el documental, en La toma de Siétamo no tanto porque era del 36, pero en otros que están más manipulado sí, se sacaban de otros sitios para hacer una historia concreta, por ejemplo del entierro de Durruti hay muchas versiones distintas, se rodaron muchas horas de material y distintos montajes, se hicieron para Barcelona y para el extranjero, hay varios. Por eso muchas veces crea confusión sobre quién era el operador de cámara, o incluso quién es narrador de las películas.

En la actualidad sigue apareciendo material. Hace pocos años apareció en México un documental que se creía perdido, Aragón, trabaja y lucha. Se supone que podrán seguir apareciendo siempre porque muchas de ellas se distribuyeron en el extranjero y otras se las llevaron los propios exiliados. La de México apareció porque el embajador de España en México durante la República era también aficionado al cine y cuando se volvió para México se fue con un cargamento de películas españolas, las depositó en la Universidad de México y ahí estaba ese material."

"Lo importante de esto es que es el primer fenómeno contrainformativo de la historia del cine, constituye un prolegómeno claro de lo que por ejemplo puede estar sucediendo ahora con el 15M o cualquier movimiento social en el que las cámaras ya lo narran todo frente al discurso oficial. Es la primera vez que sucede esto y eso es bastante importante conocerlo".


jueves, 26 de julio de 2012

El anarquismo en España: destruyendo los tópicos

Estos días, le he echado un vistazo a una prestigiosa obra sobre la Guerra Civil Española: El laberinto español, de Gerald Brenan. Ya se me había advertido de dos cosas: sobre su visión sobre el anarquismo, más concretamente sobre el movimiento en España y sobre el porqué de su arraigo, y también que era una obra ya (muy) superada. Haciendo casi omiso, ingenuo de mí, y debido a una reciente edición de esta obra, mi horror y cabreo no tardaron demasiado en aparecer al leer el capítulo dedicado a los anarcosindicalistas. No voy a reproducir las barbaridades de Brenan, pero sí creo que merece la pena refutarlas citando obras importantes y actuales, por lo que lector avispado no tardará en descubrir las perlas y lugares comunes sobre el anarquismo. Aunque no sé si existen alguien que puede ser totalmente objetivo, hay que hablar de una realidad evidente, y sí pienso que es posible ser honesto desde cualquier simpatía ideológica, indagando y profundizando, así como huyendo de todo fanatismo irracional (y del dogma, por lo que nunca puede ser vistas las ideas libertarios como un "fervor religioso"); dicho sea esto para evitar cualquier crítica prejuiciosa.

Para abrir boca, mencionaré brevemente artículos en publicaciones que se han ocupado del tema. Es el caso de Ayer, título que la Asociación de Historia Contemporánea, en coedición con Marcial Pons, Ediciones de Historia, ha dado a una serie de publicaciones sobre el pasado más próximo. En 2002, dedicaron un número al anarquismo español. En sus textos, realizados por conocidos investigadores sobre el tema, se observa la heterogeneidad y diversidad como características más notables del anarquismo. Alguien tan poco sospechoso de simpatías libertarias, como es el historiador Javier Paniagua, ofrece en su artículo "Otra vuelta de tuerca: las intepretaciones del arraigo del anarquismo en España. ¿Sigue la polémica?" (Germinal. Revista de Estudios Libertarios núm.1, abril 2006) la siguiente conclusión: el movimiento libertario supone, tal vez, la aportación más moderna que España ha legado a la constelación ideológica. Ya he mencionado en numerosas ocasiones esta publicación actual, Germinal. Revista de Estudios Libertarios, que tiene la intención de continuar esa labor de la historiografía anarquista, de manera profunda y extensa, ocupándose también de otras ciencias humanas.

En una obra de la que hablé recientemente en este blog, El Estado frente a la anarquía (Síntesis, 2008), José Luis Gutiérrez Molina lo deja muy clarito: "los ácratas españoles crearon organizaciones que representaban la 'máxima modernidad' como instrumentos de la lucha de la clase obrera". Así, la estructura de la CNT en sindicatos únicos hay que verla como un ejemplo. Brenan, no solo realiza generalizaciones, sino que trata de dar una explicación sicológica poniendo la semilla de lo que hoy consideramos pobres tópicos: milenarismo y "rebeldía primitiva". Los anarquistas, en España o en cualquier otro lugar, son coherentes con sus principios antiautoritarios, lo cual está muy lejos de todo fervor religioso o fanatismo de cualquier índole; de hecho, sus propias organizaciones son un ejemplo de evolución en el tiempo y mejor adaptación a las condiciones sociales y económicas. En este último aspecto, la CNT acabó ofreciendo unas estructuras y unas tácticas capaces de hacer frente a un capitalismo tendente al monopolio. El movimiento anarquista, que no olvidemos que era mucho más amplio y tenía una visión integral (algo que Brenan acaba criticando como ejemplo de "conversión") era tan pragmático en su lucha diaria como convincente en sus objetivos finales. En ningún caso, al margen de las ideas con las que uno simpatice o con lo que considere que es posible lograr a nivel político y socioeconómico, es posible hablar de "rebeldía primitiva" ni de milenarismo, y mucho menos, como dice Brenan, de unas ideas en el fondo "reaccionarias".

Los tópicos, provenientes en gran medida de hispanistas como Brenan o de la cultura popular, sobre el anarquismo español empezaron a ser refutados ya en los años 60 y 70 del siglo XX. Gracias a ello, alguien con un mínimo de cultura política debe conocer que existe cierto componente en las ideas ácratas de pensamiento liberal e ilustrado, así como numerosos puntos en común en España con otras corrientes progresistas: republicanos, radicales, librepensadores... Algo tan elemental como esto echa por tierra cualquier lectura reaccionaria, de manera evidente o encubierta (de todo hay), sobre el anarquismo. Aclararé, por si no hay quedado claro, que hablo de anarquismo en España de modo amplio, no solo de la CNT, por mucha importancia que tuviera el sindicato dentro del movimiento libertario y aceptando que fue la organizaciones obrera en gran parte la que posibilitó la difusión y aceptación de un discurso amplio y ambicioso. Los historiadores Francisco Madrid y Claudio Venza, con una obra como Antología documental del anarquismo español (Fundación Anselmo Lorenzo, 2011), representan tal vez la superación definitiva de los tópicos de antiguas intepretaciones, ofreciendo además un extenso muestrarios de documentos consecuencia de una larga permanencia en archivos y bibliotecas. Es precisamente en este trabajo donde se observa el anarquismo ya de una manera decididamente amplia y compleja: desde la Primera Internacional y las organizaciones que se consideran sus herederas, a las estructuras sindicales y propiamente políticas, teniendo en cuenta también a organizaciones secundarias y, a veces, marginadas. Hay que dejar de lado, pues, los tópicos e indagar en esos primeros años después de la llegada de Fanelli en 1868  a España, con el gran esfuerzo y las intensas luchas de los anarquistas, para comprender de veras la construcción de sus bases ideológicas y organizativas.

En posteriores entradas, con la intención de seguir desmontando pobres lugares comunes, me seguiré ocupando de la historia del anarquismo en España, y también de sus aportaciones al arte y la cultura.

Capi Vidal

lunes, 16 de julio de 2012

Charlando sobre la revista Estudios

 Cristina Vañó y Juan Cruz poco antes de comenzar la presentación

El SOV de Jaén de CNT-AIT realizó esta entrevista en el marco de las IV Jornadas Libertarias organizadas por nuestro sindicato en mayo. Entrevistamos a Cristina Vañó y Juan Cruz, miembros del Consejo de Redacción de la revista Estudios, Revista de Pensamiento Libertario editada por la CNT. Nuestros compañeros estuvieron presentando la revista públicamente en Jaén.

- Buenas tardes, Juan. Tú te has encargado de realizar una introducción a propósito del peso de la cultura en el mundo libertario y, en concreto, sobre el papel de revistas como la histórica Estudios en el proceso de formación y empoderamiento de generaciones de trabajadores y trabajadoras. ¿Crees que en el imaginario colectivo del pueblo, de la gente de abajo, ha pervivido la idea de que las organizaciones libertarias siempre han peleado por transformar el mundo a través de la cultura?

- Juan Cruz: Desgraciadamente no. La mayoría de la gente suele tener una imagen del anarquismo relacionada con la violencia, el terrorismo o el pasotismo. Esta imagen, qué duda cabe, ha sido creada de forma interesada por los propagandistas de franquismo, pero también por los propagandistas del marxismo, que siempre han querido minimizar el peso del movimiento libertario en la transformación integral de la clase trabajadora a principios del siglo XX. Esa transformación de la que hablo se consiguió también a través del "aparato" cultural del movimiento libertario de la época: ateneos, periódicos, grupos de estudios, revistas, etc. Creo que es labor de todos y todas rescatar ese pasado y ponerlo en el lugar de la historia que se merece. Al fin y al cabo, el concepto de revolución interior que preconizaban todos aquellos y aquellas que pensaban que para cambiar el mundo había que formarse e intruirse sigue siendo válido a día de hoy, y es precisamente por esa línea por la que tenemos que seguir apostando.

- Hola Cristina, la nueva revista Estudios, lleva medio año en la calle. ¿Cómo valoras la acogida de la revista en el ámbito confederal?

Cristina Vañó: Considero que Estudios es un proyecto de la CNT a largo plazo. No tenemos costumbre de hacer valoraciones sobre el trabajo realizado desde los sindicatos a la Secretaría, a no ser que sea para proponer cuestiones mejorables. La revista me consta que ha sido leída y conocida por los sindicatos a través de militantes con los que hablas, por las dos presentaciones que hemos realizado y por los distintos contactos que vamos teniendo con personas ajenas a la CNT, y con las que te encuentras con la grata sorpresa de que ya la conocen. Desde el equipo de trabajo se ha realizado un trabajo de difusión de la misma en distintos medios de difusión alternativos, está recientemente indexada en DIALNET y con el nuevo diseño web cada vez podrá ir siendo conocida por más gente. El objetivo principal de Estudios es recuperar la amplitud de miras en el análisis libertario sobre cualquier tema relacionado con el existir y coexisitir, y en general las valoraciones que nos llegan van en esta línea.

- Es evidente que la nueva Estudios tiene un perfil distinto a la cabecera histórica, pero, bajo tu punto de vista, ¿cuáles pueden ser las líneas que unen a ambas publicaciones?

Crsitina Vañó: La multidisciplinariedad, la participación de gente ajena a la CNT, el respeto y la libertad bajo el paraguas libertario.

- Para finalizar, pronto saldrá el segundo número de la revista, ¿cómo ves la evolución de la revista de un año para otro a nivel de contenidos?

Cristina Vañó: Pues Estudios comienza a crecer como revista. El primer número ha sido el punto de partida, a fecha de hoy tenemos confirmados, sin esfuerzo alguno de búsqueda de colaboradores y colaboradoras, el apartado de Análisis que versará sobre Poder y Representatividad, colaboraciones para Misceláneas de autores de la talla del antropólogo Jim Scott, y articulistas tanto de la CNT como ajenos a la Organización, que poniendo el acento en temas tan diversos como la comunicación, la producción, relaciones laborales.... realizan un análisis teórico-práctico basado en las relaciones entre el poder y los sitemas de representación actuales.

sábado, 14 de julio de 2012

Sobre el ocio


Si definimos ocio como el tiempo libre dedicado a actividades no relacionadas con el trabajo asalariado u otras de tipo obligatorio en la vida de las personas, creemos necesario realizar un análisis de éste en los tiempos modernos porque consideramos que las formas de ocio predominantes de una sociedad dicen mucho de los valores y formas de organización de una colectividad y los individuos que la constituyen.

Una observación rápida de las actividades no obligatorias que realizamos en muchas ocasiones nos indica varias cosas:

A) El predominio del consumo monetario. Casi todas nuestras distracciones implican un gasto económico. Por tanto podemos definir nuestra sociedad como una sociedad de consumo mercantilizado.

B) La pasividad. Es decir, casi nunca somos capaces de crear un ocio participativo, dirigido y organizado por los propios interesados, sino que se nos da ya hecho. Normalmente se nos concentra en espacios cerrados donde escuchamos una música o vemos unos actores, todo ello sin ninguna intervención de nuestra parte. Vivimos por tanto un ocio dirigido, al gusto de las clases dirigentes. Esto implica una sociedad pasiva y dominada y a la vez de incomunicación.

C) La no reflexión. Relacionado con lo anterior, en pocas ocasiones unimos pensamiento o reflexión profunda o ganas de aprender cosas por mero amor al conocimiento, al tiempo de ocio. Quizá de vez en cuando alguna película, alguna obra de teatro, algún libro, alguna charla… Pero en general estamos poco interesados en unir ocio a pensamiento reflexivo, a ampliar conocimientos. El ocio moderno, en este aspecto, va unido al fomento de una sociedad de la irreflexión.

D) La alcoholización. Buena parte de las actividades de ocio van unidas al consumo de alcohol. Pareciera que no es posible divertirse si no se bebe alcohol, con lo que se impulsa una sociedad de drogadictos, de dependientes de diversas sustancias. Esto crea sociedades con individuos de escasa fuerza interior, necesitados de sustancias que les estimulen.

Estas son para nosotros algunas características claras de las sociedades actuales que podemos ver si analizamos cómo se estructura hoy por hoy el ocio.

Si con esto tuviéramos que definir en una palabra la característica esencial de nuestras comunidades, usaríamos el concepto de comunidad-rebaño. Esto es así porque lo que hay detrás de todo es la capacidad del poder de mover a los individuos allá donde él quiera, en todos los aspectos de nuestra existencia, incluyendo nuestro tiempo libre.

Y puesto que el objetivo de todo sistema de poder vertical es dominar y degradar a las gentes, éste necesita que aparte del embrutecimiento que constituye el trabajo asalariado de por sí, envilecer aún más a los siervos contemporáneos favoreciendo un tipo de ocio que imposibilite el desarrollo de las facultades humanas, tales como la comunicación, la reflexión, la participación y la acción consciente, la fortaleza de espíritu…

No obstante, buscando huir de victimismos y a la vez tratando de vislumbrar salidas al proceso de deshumanización, creemos fundamental construir un tiempo libre basado fundamentalmente en el diálogo con los otros y en la reflexión.

Así, renovando por ejemplo viejas tradiciones como los ateneos, podrían crearse grupos de estudio y reflexión sobre múltiples temáticas, que unan a las personas y permitan ampliar los conocimientos y las inquietudes intelectuales.

También se podrían potenciar los bancos de tiempo, que permiten bien enseñar o bien ayudar a otras personas, sin dinero por medio para ir acabando lentamente con la mercantilización de nuestras vidas. Otra opción es organizar fiestas donde todos puedan participar, de niños a ancianos, sin exclusiones. Y, por supuesto, trabajar libremente, de forma no asalariada, en beneficio del bien común en alguna actividad que haga disfrutar a la o las personas implicadas, lo que ayudaría también a ir superando la esclavitud del trabajo asalariado, creando un nuevo concepto de trabajo.

Todo esto son algunas ideas para encaminarnos en la dirección de reconstruir una vida civilizada en todos sus aspectos, incluyendo el ocio como elemento esencial en la vida humana. Un ocio que nos aleje de la actual sociedad granja.

martes, 10 de julio de 2012

Organización e insurreccionalismo


¿Es  la organización formal el método más idóneo para el desarrollo de la acción anarquista o supone un lastre para el espontaneísmo y  se convierte en un aparato burocrático contrarrevolucionario? En la actualidad, quizás por la propia situación marginal en la que se encuentra el anarquismo este debate que parecía superado se reabre.

Los grupos que se posicionan en contra de la organización formal ocupan un amplio y difuso abanico ideológico. De forma general comparten el rechazo a las tácticas tradicionales del movimiento libertario español, cuyo eje angular siempre fue el anarcosindicalismo, al que habitualmente consideran como vanguardista. Un ejemplo de esta propuesta fue la Coordinadora de colectivos Lucha Autónoma, en cuyo texto ¿Qué es la autonomía?(1) explicaban que la autonomía busca dotarse de formas organizativas (la autonomía no implica necesariamente espontaneismo), pero unas formas de organización que no aspiran a sustituir a los protagonistas de las luchas, no busca erigirse en vanguardia (o no debería hacerlo)”. Esta disputa entre insurreccionalismo y organización formal es uno de los eternos debates en el movimiento libertario cuyo resultado va fluctuando en las diferentes fases de la lucha de clases.

Fluctuaciones y tácticas adecuadas para cada fase.

La lucha de clases no es un proceso monolítico e invariable. Atraviesa distintas fases a lo largo de la historia. Unas se caracterizan por un estado de mayor confrontación entre clases, a las que llamaremos fases insurreccionales, y otras por una disminución de la lucha social provocada por una pérdida de conciencia de clase, a las que llamaremos fases de retroceso.

La historia del movimiento obrero español nos muestra épocas de gran actividad insurreccional. Paradigma de ello fueron los años 30 del siglo XX en Cataluña. En esta fase insurreccional, el movimiento obrero estaba muy organizado en una poderosa central sindical, la CNT, complementada por una serie de organizaciones específicas libertarias, que le dotaban de una gran fuerza. Por tanto, las conquistas a las que se podía aspirar eran superiores, llegando incluso a la realización de la Revolución Social, tal y como muestra la clara vocación de construir una nueva sociedad plasmada en los acuerdos del IV Congreso de la CNT de 1936, en los que se hace alusión directa al Comunismo Libertario y a las estructuras organizativas postrevolucionarias. Todo este movimiento dio como resultado la revolución iniciada con el golpe militar en julio de 1936.

En un contexto como el que se inició el 19 de julio del 36, el movimiento libertario puede y debe tomar una línea insurreccional que haga efectiva la implantación de una sociedad sin clases y sin Estado. Debido a este proceso de cambio radical de sistema y organización social, es natural que se empleen tácticas informales ya que permiten tener una mayor flexibilidad en la lucha y dar una respuesta rápida a los ataques de la reacción y la contrarrevolución. Las iniciativas de control obrero surgieron de forma espontánea respondiendo a la necesidad de gestionar una industria que había quedado descabezada con la huida de la burguesía, así como el pueblo se echó a las calles de Barcelona para rechazar el intento de golpe militar sin necesidad de que nadie se lo ordenara. No obstante, esta informalidad en la organización no debe perdurar en el tiempo. Según vayan sucediéndose los acontecimientos y se consiga instaurar la sociedad sin clases y sin Estado, la organización del conjunto de la sociedad deberá tornar hacia una organización formal para evitar que los problemas derivados de las tácticas informales, que trataremos más adelante, se trasladen a la nueva sociedad. Como ejemplo de organización formal post-revolucionaria nos queda el recuerdo de la experiencia colectivizadora aragonesa organizada en el Consejo Regional de Defensa de Aragón.

No es difícil darse cuenta de que la situación actual de la lucha de clases es bien diferente en nuestra actual sociedad.  El movimiento obrero tiene muy poca fuerza y la burguesía hace y deshace lo que le viene en gana sin ninguna oposición. La clase trabajadora, carente en su amplia mayoría de conciencia de clase, se encuentra desorganizada y en manos de los sindicatos burocráticos (CCOO y UGT), inoperantes y financiados por el Estado, como única herramienta de defensa contra las agresiones de la  burguesía. Las organizaciones y tácticas libertarias han perdido presencia en el movimiento obrero, hasta convertirse en algo meramente testimonial. La lucha de clases se reduce a meras concesiones reformistas haciendo de ella una caricatura de lo que fue.

Debido precisamente a la escasa fuerza del movimiento, es preciso que éste tome cuerpo en la organización formal a fin de no verse reducido a la marginalidad, e ir tomando presencia en el conjunto de la sociedad, propagando la idea revolucionaria y acumulando las experiencias que se vayan dando en la lucha. La fase de retroceso no posibilita otra táctica.

En esta fase de la lucha de clases, el movimiento revolucionario debe tener como prioridad la acumulación de efectivos y la difusión de sus propuestas, generalmente desconocidas por el conjunto de la clase trabajadora. En este contexto, la táctica reformista se vuelve inevitable, lo que crea el peligro a que se confundan las tácticas y los fines provocando derivas reformistas y fracturas en el movimiento obrero, tal y como ocurrió con la CNT en los años 80. Ejemplo de táctica reformista en este proceso es la del anarcosindicalismo, con objetivos a corto plazo innegablemente reformistas pero con fines y objetivos revolucionarios en el horizonte.

Defectos de la táctica insurreccional en la fase de retroceso.

Una de las críticas más habituales por parte de los insurreccionalistas a las organizaciones formales es el hecho de que éstas supuestamente tienden a desarrollar una jerarquía formal o informal y a quitar el poder a las bases. Lo cierto es que este argumento, tal y como replica Joe Black en su artículo Anarquismo, insurrecciones e insurreccionalismo(2), es “una buena crítica del leninismo o de las formas social-demócratas de organización, pero no describe, en realidad, las formas anarquistas de organización existentes, en particular, la organización anarco-comunista. Los anarco-comunistas, por ejemplo, no pretenden sintetizar todas las luchas en una organización única. Mas bien, creemos que la organización específicamente anarquista debe involucrarse en las luchas de la clase obrera, y estas luchas deben ser dirigidas por la misma clase no dirigidas por una organización cualquiera, sea  anarquista o no.”

La experiencia precisamente nos demuestra que estas jerarquías surgen fuera de las organizaciones formales por falta de mecanismos organizativos que las eviten. La organización formal, con una serie de mecanismos prefijados para evitar la aparición de grupos informales de poder en su seno, es de hecho, una garantía de que esto no ocurra. Por poner un ejemplo cercano, en la CNT, cuando un comité de un sindicato adquiere un carácter jerárquico y ejecutivista, existen los mecanismos necesarios para que la asamblea destituya a este comité y elija a otro. Además, cada cargo sólo puede ser ocupado por una misma persona durante dos años, prorrogable a tres si así lo considera la asamblea de dicho sindicato. También, una persona con un cargo en el comité puede ser destituida en cualquier momento si no cumple con la responsabilidad que requiere dicho cargo o por cualquier otra razón que considera la asamblea oportuna. Esta serie de mecanismos, reflejados en los acuerdos de la organización, no existen en una asamblea espontánea, por lo que ésta tendrá más complicado enfrentarse a la aparición de una élite que la dirija, aunque ésta esté formada precisamente por anarquistas.

Un segundo defecto es el aislamiento que provoca la táctica insurreccional en la fase de retroceso. Como ya hemos dicho, esta fase se caracteriza precisamente por un movimiento libertario débil, por tanto, su prioridad debe ser la propaganda que dé a conocer la idea anarquista al resto de la sociedad para poder crecer numéricamente a la vez que los militantes se van formando en el transcurso de este proceso. Por consiguiente, una táctica insurreccional dirigida al ataque directo y continuado de instituciones capitalistas y estatales sólo puede provocar que el resto de la sociedad no entienda estas acciones por el propio desconocimiento de las propuestas y tácticas anarquistas y, por ende, no se consiga concienciar a este conjunto amplio de la sociedad sino, más bien, crear en ellos un rechazo que será efectivamente abonado por los medios de comunicación en manos del gran capital.

Uno de los grandes beneficios que aporta una federación asamblearia es la posibilidad de coordinar luchas en espacios muy amplios. Cuando no se cuenta con una organización formal, llevar a cabo acciones coordinadas, por ejemplo, a nivel estatal, es siempre más complicado, aunque no imposible. Cierto es que existen ejemplos de luchas más o menos amplias coordinadas sin necesidad de una organización formal, pero existen muchos más  de lo que una organización formal puede conseguir, aun estando formada por pocos miembros. Todo esto por no mencionar uno de los principios básicos de la táctica anarquista como es la coincidencia entre fines y medios. Si aprendemos a coordinarnos en organizaciones más o menos amplias, estaremos formándonos de cara a una sociedad sin estado, en la que la coordinación entre diferentes colectivos será una necesidad habitual, y demostrando que la organización anarquista es efectiva incluso para actividades de un alto grado de complejidad.

Por otro lado, la ausencia de organización formal es indudablemente un problema en el aspecto de la acumulación de experiencias. La asamblea informal tiene por definición un objetivo concreto que responde a un problema puntual. Una vez finalizado el conflicto, lo más habitual es que la actividad se diluya y con ello se esfumen muchos de los lazos creados durante el conflicto y se pierdan los hábitos que tanto cuesta crear y que tan efectivos resultan a medio y largo plazo. La inercia creada durante el transcurso de los conflictos no se aprovecha y las tácticas que han funcionado pueden no perdurar en el tiempo. Ahí nos queda toda la lucha estudiantil llevada a cabo contra la implantación del llamado Plan Bolonia, de la que ha desaparecido todo rastro en apenas un par de años. Sin acumulación de experiencias estamos condenados a repetir los errores cometidos en el pasado.

Si nos centramos en el aspecto de las luchas obreras, el anarcosindicalismo parte de pequeños conflictos de carácter reformista, como puede ser una lucha por una subida de salario en una empresa concreta, para que, a través de la concienciación de la clase trabajadora, las luchas se generalicen hasta una escala amplia que produzca un colapso en el sistema. Por lo tanto, una de las funciones de la organización formal en este ámbito es la propagación de los conflictos. Gracias a la federación, podemos contar con una respuesta rápida a cualquier petición de solidaridad por parte de cualquier otro colectivo, sindicato, etc. que componga dicha organización. Aunque es evidente que no es necesario estar federado con otro colectivo para mostrar tu solidaridad con él, también es fácil ver que la solidaridad podrá ser más rápida y efectiva cuando existe una relación formal y un trabajo en común que se realiza de forma habitual.

Por último, fijándonos en el aspecto represivo, del que cualquier colectivo que pelee contra el sistema de forma aislada puede ser una presa fácil, la federación nos dota de un cuerpo protector frente a los ataques que podamos recibir. Permite una mayor y más contundente respuesta a la represión ya que el Estado, mediante los cuerpos represivos, no se enfrentará sólo contra un determinado grupo aislado, sino contra una organización entera.

En definitiva, las ventajas de la organización formal son, como la historia y la propia experiencia nos ha demostrado, muy superiores a los de la organización digamos espontánea o autónoma. Además, la organización formal es la mejor salvaguarda para las aspiraciones revolucionarias que desgraciadamente suelen derivar en luchas meramente reformistas cuando se actúa de forma desorganizada y dispersa. Siendo conscientes de la fase actual de la lucha de clases en la que nos encontramos, la prioridad del movimiento anarquista debe ser el reforzamiento de las organizaciones que lo componen, sin descartar el surgimiento de otras nuevas, y la propaganda masiva de nuestras propuestas, pues nuestro ideal es nuestra fuerza y será el motor para la definitiva emancipación de la humanidad.


1. Lucha Autónoma “¿Qué es la autonomía?”
2. Joe Black “Anarquismo, insurrecciones e insurreccionalismo”  http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=4324

domingo, 1 de julio de 2012

Poesía y anarquía (en la revista Estudios)


Te invitamos a conocer la sección Poesía y anarquía de nuestra revista.

Frente a una sociedad hiperestetizada como la nuestra, sólo podemos aspirar a crear una obra antiartística en un ambiente de absoluta invisibilidad; sólo nos cabe reconocer que no existe ni el artista, ni el arte, ni medio alguno de poder transmitir una enseñanza que tampoco existe ni sabemos con exactitud qué es o cómo se hace manifiesta.

Con este firme convencimiento podremos convocaros a todas y todos los otros, con la excusa de nuestras obras y en la certeza de que sólo así podrán ponerse en marcha los mecanismos de una vida colectiva alternativa que parta del compromiso básico de querer estar juntas y juntos, de generar ambientes sinérgicos, de ponernos en lugar del otro, de aprender, de ajustarnos y armonizarnos con lo que nos rodea y modificar también nuestros propios esquemas, de colaborar en la creación de nuevas realidades que quiebren la dictadura mercantil de la distribución y la reproducción. Por muy efímeras que sean, ellas encarnarán un fin en sí mismas.

Hace algún tiempo escribí que la gente tiene que seguir creyendo que somos poetas, que somos artistas, porque en el fondo nosotros no estamos aquí para engalanar nada, para crear obras bellas o llenar de contenidos los espacios de la museificación fúnebre y la especulación mercantil. No olvidéis que la distancia que separa al artista del delincuente puede ser muy corta; así que partamos de la idea de que estamos trabajando en algo que, para que funcione, tenemos que decir que no existe.

- Conoce la sección pichando AQUÍ.