
Más allá de lo anterior, el Grupo DAS tuvo un papel muy destacado tanto en la guerra como en la retaguardia revolucionaria. Editaron varios libelos de formación teórica, participaron en las tareas de información exterior y tomaron las armas para defender la revolución en las calles. Sus posicionamientos fueron muy claros: había que ganar la guerra, pero también ganar la revolución, y eso les costó caro. De hecho, los hombres del Grupo DAS marcharon al frente durante el entierro de Camilo Berneri y el resto de anarquistas italianos asesinados por los estalinistas durante los Sucesos de Mayo de 1937; sucesos que marcaron el principio del fin de la Guerra Civil y el estertor final de los años de oro (y fuego) del anarquismo ibérico.
El final de la historia del Grupo DAS es cruel, triste y oscuro, como muchos de los finales de la Guerra Civil. Poco después de los sucesos de 1937, los integrantes del Grupo fueron detenidos e internados en la checa de Puerta del Ángel (dirigida por comunistas soviéticos y alemanes).
Desde allí fueron trasladados a Valencia, puede ser que a la prisión de Santa Úrsula. Al final de la guerra, acabarían con sus huesos en el campo de refugiados de Gurs, donde se les pierde la pista, y donde dejamos por ahora esta historia secreta de los primeros cazadores de nazis en suelo extranjero.
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